La Fundación del Banco Nacional
LA FUNDACIÓN DEL BANCO
NACIONAL
En 1880, el mismo año en que Rafael Núñez accedió a
la presidencia, se creó el Banco Nacional con el objetivo primordial de que el
nuevo Gobierno contara con una entidad financiera que lo respaldara
económicamente. Sin embargo, su mala gestión llevó a que en 1894 solicitara su
liquidación.
Anverso
de los billetes de 5 y 50 pesos emitidos por el Banco Nacional en 1881
C
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on la llegada de Rafael Núñez al poder en 1880, el
carácter federalista de los Estados Unidos de Colombia que propugnaba la
Constitución de Rionegro de 1863 empezó a debilitarse. La tendencia en aquel
momento estaba llevando al país a una mayor centralidad Política y, en
consecuencia, a que los estados federales gozaran de una menor autonomía. Ante
estas circunstancias, se hizo necesaria la creación de un banco central que
facilitara financieramente las actividades de un nuevo Gobierno con más poder
en sus manos. Nació así el Banco Nacional, cuya creación se autorizó mediante
la ley n.° 39 de 1880. Parte de su capital inicial, de 2,5 millones de pesos,
se obtuvo gracias a la venta de acciones a la población (500 000 esos en 5000
acciones de 100 pesos cada una); el resto lo aportó el propio Gobierno.
En una primera etapa, la entidad se definió Como un
competidor más de los bancos privados. Sin embargo, esto fue cuestionado por
varios empresarios, banqueros y políticos, porque la función que se le había
asignado a esta institución tenía como propósito, en realidad, buscar un
equilibrio fiscal, es decir, debía emitir moneda para remitir los efectos de un
erario deficitario. No obstante, cuando inició el proceso de emisión de
billetes se hizo más acuciante la necesidad del Gobierno de financiarse, sobre
todo debido a la convulsa situación política de los primeros años de la década
de 1880. Finalmente, la emisión resultó excesiva, por lo que rápidamente estos
billetes empezaron a depreciarse al cuestionarse su convertibilidad. Entre
junio de 1881 y diciembre de 1883, la entidad aumentó sus emisiones de papel
moneda, de 258 000 pesos a 445 000 y sus pocos fondos en bancos en el exterior
durante el mismo periodo habían desaparecido casi por completo. Ante esta
circunstancia, ya raíz del1 recrudecimiento de los enfrentamientos políticos
que abocaron en una guerra civil en 1885, el Gobierno nacional estableció, en
primer lugar, que los billetes emitidos por el Banco Nacional se aceptaran para
el pago de las obligaciones con el Estado y, en segundo lugar, que se convirtieran
en billetes de curso forzoso y obligatorio a partir de mayo de 1886.
Seguidamente, como el Gobierno necesitaba que la
entidad recuperara su estabilidad y credibilidad (en ese momento cuestionada)
para continuar con su financiación a través de la emisión de billetes, en 1887
prohibió a los bancos privados la emisión de papel moneda y los obligó a
retirarlos inmediatamente de la circulación. Otra estrategia que usó el
Gobierno para que el Banco Nacional se erigiese en la autoridad monetaria
estatal fue resellar los billetes emitidos por algunos bancos privados, es
decir, estampó, como medida temporal, un sello que mencionaba que el ejemplar
en cuestión circulaba provisionalmente como billete del Banco Nacional. Los
billetes más utilizados para esta operación fueron los del Banco de Bogotá y
del Banco de Colombia, ya que hasta entonces habían logrado circular
ampliamente por todo el territorio nacional, lo que el Banco Nacional no había
conseguido con sus emisiones. Paralelamente, el Gobierno no podía retrasar más
la obtención de recursos adicionales para poder cubrir los gastos de la guerra
civil (1884-1885), lo que lo llevó a buscar financiación entre los bancos de la
capital.
A excepción del Banco Hipotecario, las entidades
bancarias entregaron parte del monto solicitado por el presidente Núñez, quien
no dudó en decretar una nueva emisión de papel moneda para conseguir el resto
de los recursos. Esto acrecentaría aún más la salida de metales preciosos del
país, situación que había comenzado meses atrás debido a la inestabilidad
monetaria y a la devaluación de la moneda. Con el decreto ejecutivo n.° 229 de
1886 se estableció que la emisión de billetes del Banco Nacional no debía
superar los 4 millones de pesos, un valor superior en un 800% al que constaba
en diciembre de 1883.
En resumen, las reformas de los años 1886 y 1887
asentaron las bases para que el Gobierno estableciera el monopolio de la
emisión monetaria; pero se excluyó la posibilidad de que el Banco Nacional se
convirtiera en prestamista de última instancia del sistema bancario del país.
Aunque los bancos privados continuaron con su actividad financiera, la emisión
billetes quedó relegada exclusivamente al Banco Nacional. Sin embargo, la
emisión desbordada de papel moneda, tanto de forma autorizada Como clandestina,
terminó generando una alta inflación y una inconformidad (política, económica y
financiera) por parte de la población que propiciaron finalmente la orden de
liquidación del Banco Nacional en 1894.
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Moneda de 50 centavos de 1888, conocida como la «cocobola» |
La «cocobola»
Las reformas desesperadas del Gobierno de Rafael Núñez para lograr
la estabilidad monetaria buscaron por todos los medios mantener un mínimo de
dinero en circulación. La depreciación y la desvalorización fueron habituales
durante su presidencia, por lo que resultó necesaria una acuñación de
emergencia, que se hizo en 1887 en piezas de plata de ley de 500 milésimas. En
estas, la figura de la efigie de la libertad se reemplazó por una con los
rasgos de Soledad Román (1835-1924), la esposa de Núñez. La moneda de 50
centavos, la única que se emitió, intensificó las diferencias con la población,
ya que la inclusión de la imagen de la esposa del presidente no se acogió
favorablemente, desagrado que se reflejó en la denominación popular con la que
se conoció esta pieza, la «cocobola», en referencia al apodo de un conocido
delincuente de la época.
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